Adicción al Sexo: "Es muy dañina y te destroza la vida”.
¿Qué es la adicción al sexo?
Al comportamiento sexual compulsivo se lo llama también trastorno de hipersexualidad o adicción sexual. Consiste en una concentración profunda en fantasías, impulsos o conductas sexuales que son incontrolables.
La sexoadicción como también es conocida, «tiene su base en una activación psicofisiológica que deriva en una dependencia a todo lo relacionado con el sexo, incrementando su frecuencia hasta derivar en consecuencias negativas para el desarrollo normal del día a día puesto que el sexo se vuelve el centro de todo en sus vidas dejando a un lado todo lo demás».
Por ello, la adicción al sexo «se puede comparar con otras adicciones como el adicto a las drogas, al juego o al alcohol, donde nunca se ven saciados y tienden a la pérdida de control. Por lo tanto el foco de la adicción sexual se centra más en reducir el malestar emocional que en sí la búsqueda de placer”.
Si esto ocurre, podríamos estar hablando de una adicción al sexo, una enfermedad crónica que requiere tratamiento específico. La Organización Mundial de la Salud, cifra en un 5% el porcentaje de personas adictas al sexo a nivel mundial.
También podemos definirla como “una patología que tiene que ver con la forma en que algunas personas se relacionan con el sexo y se caracteriza por pensamientos obsesivos y conductas irrefrenables”.
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La adicción al sexo, un problema de salud.
Relate, una conocida organización británica de apoyo a las personas con problemas en sus relaciones, define la adicción sexual como “cualquier actividad sexual que una persona siente que está “fuera de su control “.
Por mucho tiempo se debatió si era un problema de adicción y ahora esta aceptada como tal.
Los terapeutas explican que los adictos se dan cuenta de que están causando daños con su comportamiento, pero son incapaces de cambiar.
Algunos países no consideran la adicción al sexo como un problema de salud pública y por eso no reciben ayuda de parte de los programas del gobierno. Sin embargo, estos mismos organismos reconocen que la adicción al sexo es un problema en aumento.
En algunos de los países que cuentan con programas para adictos al sexo, dicen que el número de terapeutas sexuales que tienen se ha duplicado en los últimos cinco años, y que el número de adictos que visitan los centro se ha cuadruplicado en la última década.
Por otro lado, de acuerdo con una encuesta a más de 20.000 británicos a través de la página web de apoyo Sex Addiction Help, el 91% de quienes pidieron ayuda desde fueron hombres.
Un 1% era menor de 16 años y un 8% mayor de 55, pero el perfil demográfico más habitual, un 31%, está entre los 26 y los 35 años. Y estas estadísticas sin similares en otras regiones del mundo.
Historias de adictos al Sexo
Historia de Julia: “tener sexo 5 veces al día no era suficiente”
La adicción de Julia le causó problemas graves en su relación. Ahora, cuatro años después del peor momento, está recuperada.
“En el peor momento, incluso tener sexo cinco veces al día no era suficiente”, admite Julia, una madre británica de tres niños.
Su comportamiento compulsivo apareció después de haber tenido a su tercer hijo y dice que perdió el control de su vida por una adicción al sexo que acabó arruinando la relación con su pareja.
Julia dice que le proponía constantemente a su pareja tener relaciones sexuales.
“Era literalmente lo primero en lo que pensaba al levantarme. No podía sacármelo de la cabeza“, le dijo la mujer de 35 años.
La raíz de los problemas de la adicción
“Yo sentía que todo me hacía pensar en eso. Creo que estaba vinculado a mi depresión y a la falta de serotonina. Yo sentía que el cuerpo entero me lo pedía”.
Julia dijo que su adicción al sexo arruinó la relación con su pareja.
“Me daba un subidón instantáneo y cinco minutos después volvía a quererlo”.
“Me volví ermitaña, me quedaba en casa porque me daba vergüenza que solo pudiera pensar en eso. Incluso aunque nadie pudiera leerme la mente, me sentía muy incómoda al estar rodeada de gente”, admite.
La adicción de Julia le causó problemas graves en su relación. Aunque al principio a su compañero le gustó la atención, con el tiempo se volvió una situación imposible para la pareja.
“Al principio no le importaba, pero hacia el final no podía entenderlo en absoluto. Después de varios meses empezó a preguntarse por qué pasaba y qué lo provocaba”.
“Me acusó de tener otra relación. Pensó que eso debía hacerme sentir culpable y que por eso quería sexo con él todo el tiempo”.
Huyendo de mi problema
Sintió que necesitaba “un descanso” de esa relación y se fue a vivir con su madre.
“Cuando me fui le dije a mi compañero que necesitaba ponerme bien. Él me dejó ir y la relación se rompió muy poco tiempo después “.
“En aquel momento yo me trataba con una psiquiatra. Ella me decía que iba a cambiar mi medicación, pero nunca me dijo que había grupos de apoyo ni nada por el estilo”.
Tras el nacimiento de su tercer hijo, Julia fue diagnosticada con depresión.
Julia cambió de trabajo, se separó de su pareja y se mudó a otro país en un intento por controlar su adicción.
Después, la depresión y la adicción al sexo coincidieron. Cuando todo se intensificó, Julia cambió de trabajo, se separó de su pareja y se mudó a otro país.
“Adopté muchos cambios en mi estilo de vida para tratar de superar la depresión y la adicción, y para mí eso funcionó”.
Historia de Paul: “La mía era una adicción que tenía que alimentar a diario”
Paul dijo que su comportamiento compulsivo lo llevó a engañar a su mujer con “cientos” de prostitutas, algo que le hizo sentir “una culpa desgarradora”
Paul dijo que cuando su esposa lo descubrió sintió alivio.
“Cuando estás metido en lo peor de la adicción estás obsesionado con ese pensamiento, desde que te levantas hasta que te acuestas“.
“Fue una experiencia horrible y asquerosa, no tiene nada de sexy. Cuando te levantas por la mañana con una buena dosis de clamidia (una enfermedad de transmisión sexual), no es sexy”, le dijo este hombre de 50 años.
“Es muy dañina y te destroza la vida”.
Paul estima que durante varios años pagó cientos de dólares al mes por sexo y que llegó a establecer relaciones con algunas de las prostitutas que frecuentaba.
La escala de la adicción al sexo
“Lo que empezó como una aventura en el trabajo llevó a otra, pero no era como la mayoría de los líos amorosos en el trabajo, que pueden nacer del descontento matrimonial de una persona, la mía era una adicción que tenía que alimentar a diario”, admite.
“Pronto me di cuenta de que la manera más rápida y práctica de alimentar esa adicción era pagando. Usaba escorts y prostitutas tres o cuatro veces a la semana”.
“Es lo mismo que ser alcohólico, es un círculo vicioso que crece en tu mente. Te da un subidón pensar cómo va a pasar algo y después vas y lo haces como planeaste. Luego cuando se acaba sientes remordimientos y dices que no lo vas a volver a hacer nunca más”.
Hay salida, para el que padece de adicción al sexo.
Paul dejó de llevar esta “terrible doble vida” cuando su esposa encontró un e-mail y lo confrontó.
“Para la gente que está en esta situación, quiero que sepan que hay salida y que se puede romper ese círculo”, dice Paul.
“Cuando me descubrieron recuerdo que pensé “Gracias a Dios, quizás algo pueda cambiar””.
Fue entonces cuando le pidió ayuda a la organización Adictos al Sexo Anónimos (SAA por sus siglas en inglés o Grupos de ASA – Sex Addicts Anonymous), que tiene grupos de autoayuda en algunos países.
“Es un alivio ir a las reuniones y ver que hay otras personas que son tan tristes y sórdidas como tú”.
Las terapias individuales y los programas grupales de rehabilitación que existen en varios países son casi siempre privadas. También hay muchos recursos disponibles en internet.
El problema está en que es difícil para un adicto recuperarse solo.
“Los adictos se dan cuenta de que su adicción está causando daño, pero no pueden parar, y reconocen que necesitan ayuda para que se produzca un cambio”.
Según los especialistas para los adictos a las drogas o al alcohol existe esa ayuda, y los adictos al sexo necesitan el mismo tipo de apoyo.
La adicción al sexo “tiene el mismo efecto incapacitante, para sus relaciones, para sus familias, para su situación financiera y para su estado mental”.
Pero hay esperanza: “para la gente que está en esta situación, quiero que sepan que hay salida y que se puede romper ese círculo”.
Si usted ha leído este articulo, y esta pasando por esta adicción o conoce a alguien cercano que la padece, busque uno de estos centros y grupos de apoyo para personas adictas al sexo, o bien contacte estos grupos en sus sitios Web, donde podrá recibir apoyo.
Aquí les compartimos una pagina con reuniones en línea en español: https://slaaspain.org/reuniones
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